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El recorrido se inició en la esquina de la Municipalidad Provincial de Cañete, donde con ramos en manos pobladores, recordaron la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde se desarrollaría los momentos de la pasión y muerto de nuestro señor.

La alcaldesa provincial, María Montoya Conde, invita a todos los turistas nacionales y extranjeros a visitar nuestra provincia, en estos días de reflexión y meditación.

En estos días, todo el Perú es un buen destino turístico, pero si la idea es viajar cerca de Lima y lejos del mundanal ruido, nada mejor que las rutas del sur chico siguiendo el curso del río Cañete. 

Lo mejor sería empezar en el balneario de Cerro Azul (kilómetro 131 de la Panamericana Sur), con su imponente muelle, sus playas de arena y de cantos rodados, y sus cevicherías distribuidas a lo largo del malecón. Tiene buenos hoteles, mejores restaurantes y espacios para campamentos playeros. Y por tratarse de Semana Santa también se puede participar en sus tradiciones católicas portuarias. 

Diez kilómetros más al sur se encuentra San Vicente de Cañete, desde donde parte la autopista que llega a Lunahuaná, luego de un agradable recorrido de 37 kilómetros. Solo existe un peaje (kilómetro 12) en el que se debe pagar 7.50 soles. Es el único peaje en toda la nueva autopista. Lunahuaná es archiconocido como epicentro del turismo de aventura, sobre todo de especialidades como canotaje (en kayak o bote de goma), caminatas, cabalgatas, etc. Y también como destino gastronómico y pisquero.

Pero también alberga una especial tradición religiosa propia de Semana Santa. La novedad, empero, es que la autopista ya no se acaba en Lunahuaná, sino que asciende paralelo al curso del río Cañete y llega hasta Chupaca, en el Valle del Mantaro. Así que se puede continuar por las alturas de la provincia de Yauyos y aprovechar la flamante autopista para conocer el célebre binomio Huancaya-Vilca, epicentro de la célebre Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas.