A Cañete le han quitado mucho. Pero algo que jamás nos podrán quitar es nuestra cultura
lunes, 1 de septiembre de 2014
, Posted by sincensuracanete.blogspot.com at 19:10
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FOTO: DIRCETURLIMAPROVINCIAS.BLOGSPOT.COM |
Doña Benedicta
A Cañete le han quitado mucho. Pero algo que jamás nos podrán quitar es nuestra cultura. Y en ella, brillando, a Doña Benedicta de la Colina Orellana o Beneda como le decían cariñosamente.
Hasta ahora he sido más limeño que cañetano en mis entregas a La Mula. Tremenda injusticia a mi tierra. Hoy quiero darle un regalo de cumpleaños. Cañete fue fundada un 30 de agosto de 1556.
Cañete comienza en Chilca, tierra de ovnis, vino de higo y lagunas medicinales. Era la playa popular del sur hasta hace poco que la convirtieron en zona industrial. Instalaron una termoeléctrica que bien podría estar al otro lado de la carretera y lejos de toda población. Total, es al otro lado por donde pasa el gas que la alimenta.
Más allá está Mala, alguna vez famosa por sus plátanos. Hasta que las piscinas de Asia le quitaron el agua. El plátano, como el arroz, crece sumergido en agua. Poco le importa a los pitucos.
Poco queda ya de las playas. O mejor dicho quedan varias pero para pocos. Se han privatizado muchas.
A Cañete le han quitado mucho. Hasta hay quienes quieren darle a Chincha la primacía del arte negro siendo que se le dio reconocimiento oficial en 1992. Algo que jamás nos podrán quitar es nuestra cultura. Y en ella, brillando, a Doña Benedicta de la Colina Orellana o Beneda como le decían cariñosamente.
Ella y sus hermanas han dado lo más representativo de nuestra música negra. Doña Benedicta es madre de Caitro Soto. Sheila lo es de Ronaldo Campos, el fundador de Perú Negro y Carmen de Susana Baca. No por gusto todos ellos llevan como materno el ilustre apellido afroperuano.
Nacida en 1897 fue de las primeras generaciones de negras libres. Castilla la abolió en 1854. Pero los hacendados hacían caso omiso de la abolición y mantenían “caritativamente” a “sus negros” porque “¿adonde van a ir?”. Algo parecido ocurría con las 8 horas de trabajo. La ley fue dada en 1919. Pero todavía en la década del 40 no se aplicaba en las haciendas cañetanas. En una hacienda de San Luis, el verdadero espacio negro del sur chico, se trabajaba hasta 16 horas, dejando 8 al sueño.
Acabar con esto fue, como todas las conquistas, producto de la lucha. A diferencia de Lima, donde fue dirigida por un varón (Delfín Levano) la pelea en Cañete la dio una mujer: Doña Benedicta. Eso casi le cuesta la vida, alguien quiso aplicarle un hacha. Pero la doña andaba armada. Hay quien dice que el arma se la dio el propio Sánchez Cerro, el segundo gobernante afrodescendiente que hemos tenido (el primero fue Bolívar). Y un buen disparo terminó con el malevo.
Ya con su Carlitos (“Caitro”) de 7 años y recién enviudada va a la capital para que su hijo no le herede lo esclavo. Aquí fue muy conocida su cocina, en la que trabajó hasta su muerte. Los últimos años los pasó en los Barrios Altos, en el Callejón de la Confianza, uno de los espacios de resistencia cuando la invasión chilena.
Hasta ahora nadie le ha dado ni a ella ni a sus hermanas el homenaje que se merecen. Hay quienes ni siquiera se han dado cuenta que, oh casualidad, los principales músicos afroperuanos tienen el mismo apellido materno.
Y aquí dejo esto que en Cañete estamos de festejo. Y eso es serio.
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FOTO: Cañete Hoy |
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